Mensaje
por Yukio » Domingo 21 de Septiembre de 2025, 8:47
Seguro que ha habido casos de críticas fuera de lugar, con ataques personales, insultos o faltas de respeto desmesuradas. Evidentemente, no voy a justificar ni por asomo ninguno de estos comportamientos, ni hacia Fernando Soriano ni hacia nadie.
Excluidas del debate estas exageraciones, creo que se ganó tanto la crítica en mercados anteriores como parece haberse ganado el elogio en el último. Lo expreso así porque de las ventanas anteriores ya tenemos toda la información, pero personalmente opino que seis jornadas todavía es poco tiempo para valorar la plantilla de manera contundente, sin que esto suponga en absoluto negar que tiene buena pinta. Tengo mis incógnitas por desvelar y no es de ahora, ya lo he explicado en otros posts y voy a intentar no repetirme.
A mí no me gustaron muchos de sus comportamientos en el pasado; es más, me parecieron muy censurables y un ejemplo perfecto de lo que no quiero que se haga en el Deportivo. Cuando miro atrás, repaso las páginas de este hilo y recuerdo la realidad de cada momento, continúo llegando a la misma conclusión. Además, opino que su porcentaje de acierto en las ventanas de mercado anteriores fue muy deficiente. Más allá de manejar más o menos recursos, la realidad es que contrató una altísima cantidad de futbolistas que deportivamente resultaron inútiles; y en numerosos casos, con contratos incomprensibles, que provocan que continúen ligados al club o bien que haya habido que pagar para que saliesen. Sucede que ahora parece que en el Deportivo se imprime dinero, que amontonar Valcarces y Mfulus con sus rescisiones o Bouldinis y Herreras con sus contratos no tiene consecuencias de ningún tipo. Si estas hipotecas pasan factura o no, lo veremos con el tiempo. Ojalá que no. Pero lo justo, si yo quiero valorar el trabajo de un director deportivo, me parece examinar sus movimientos y sus formas. Eso es lo que hago y por eso llego a esas conclusiones sobre su desempeño anterior.
Eso no me impidió valorar ya en su momento determinados aspectos: los fichajes de Vázquez y Jurado o la capacidad para retener a Mella y Yeremay, por poner ejemplos de consenso. También, a pesar de que yo defendí intensamente la continuidad de Óscar Gilsanz, aplaudí que priorizase contar con un entrenador en el que de verdad confiase, sin populismos; e incluso indiqué mi agrado por la elección de Antonio Hidalgo desde antes de que fuese oficial. Que Fernando Soriano haya cometido errores, a mi juicio graves, en el pasado, no me tapa los ojos ante la evidencia de que Luismi es un jugador que deberían haber detectado los clubs 'pobres' de Primera División, pero está con nosotros. De igual forma, lo positivo (que también he subrayado) de abrirnos con éxito a los mercados internacionales (Zakaria, Mulattieri, Quagliata) no me priva de recordar lo inaceptable de su trato hacia personas que han dado muchísimo por este club, personas con un sentido de pertenencia que convendría respetar y cuidar, personas que en algún caso (no me olvido ni me olvidaré) han dejado un legado del que el propio Fernando Soriano se beneficia. Y bien está que lo haga, porque es para bien del Deportivo.
Es así como lo veo. Ni un fútbol fantástico y tres victorias holgadas deberían borrarnos la memoria, ni todos los errores del pasado deberían impedirnos reconocer lo que se hace bien hoy. Claro que todos tenemos nuestros sesgos, yo el primero; algunas personas nos caen en gracia y otras no. Pero a la hora de valorar, la predisposición más justa y objetiva me parece esta. Desde luego, no voy a dejar de disfrutar con la intensidad de Loureiro por recordar el pasotismo de Pablo Valcarce, pero ni siquiera un ascenso a Primera (que celebraré y en el que concederé sin apuro a Soriano su mérito) me hará olvidar los despilfarros, ni dejar de lado cómo quiero que se trate a los nuestros. Para mí, ser del Deportivo es querer que el Deportivo gane, pero también mucho más que eso, por eso intento valorarlo todo. Está bien opinar al calor de cada momento, todos lo hacemos aquí, pero reinterpretar el pasado (para bien o para mal) en función de si la pelota entró o no ayer me parece una manera burda de hacerse trampas al solitario.