Rifle escribió: ↑Viernes 04 de Julio de 2025, 13:43
Nada me complace más que ver rabiar al Barça pero tampoco nos engañemos o creamos el "amor por los colores de Nico". Esto es una cuestión de dinero pura y dura. Seguramente Nico sea ahora el mejor pagado del Bilbao, un equipo que ya paga fichas muy altas. Iñaki Williams andaba por 11 kilos al año y Nico 10 así que ahora seguro que Nico cobra más que su hermano.
Es que la supuesta división dinero-amor no existe. Ningún jugador de alto nivel juega gratis, todos lo hacen por dinero. Vamos a decir el 99.9%, dejando el 0.1% para casos tipo Cazorla, en el que se juntan muchas particularidades (es un jugador de retirada, aunque eso no quita que efectivamente podría ganar una barbaridad en Arabia Saudí o Catar). Pero un futbolista tiene una carrera profesional de 10-15 años, supeditados a que no se le rompa una pierna por cinco sitios cualquier día, y por supuesto que juega por dinero. La diferencia, a menudo sutil, está en cuántas cosas más pone en la balanza al tomar una decisión: lealtad al club, cuestiones familiares, las cuestiones que queráis; pero con el dinero siempre pesando mucho.
Yeremay se queda por dinero. Si el Deportivo no le pagase un auténtico pastizal, se marcharía, con más o menos ganas pero se marcharía. Es posible que en otro sitio le pagasen algo más, quizá mucho más, pero eso no quita que en Coruña gane un montón de dinero. Ha demostrado que está dispuesto a renunciar a algo de pasta por fidelidad, pero siempre en el contexto de ser un jugador muy bien retribuido. Nico es más de lo mismo. Iba a ganar un montón de dinero hiciese lo que hiciese y ha decidido tal vez renunciar a un buen pellizco por quedarse en el Athletic. Yo creo que tanto uno como otro sienten los colores y se quedan por dinero. No hay ninguna incompatibilidad.
Si todos decidiesen
sólo por dinero, todas las estrellas mundiales estarían ya en Arabia Saudí. Y si el amor a los colores pesara mucho a menudo, lo que habría son cientos de casos de
one club man. Pero la realidad es que de esos hay un puñado. Y curiosamente todos (Julen Guerrero, Totti, Maldini) no sólo jugaron en el club de sus amores, sino que lo hicieron con contratos estratosféricos, cada uno a su nivel.
La supuesta división entre amor y dinero queda fenomenal para las narrativas, porque no nos gusta reconocer lo materalistas que somos. Pero en el mundo real, la mayor parte de las veces, el amor y el dinero se entienden de puta madre.