Buena observación. Si la crítica no se basa en la proporcionalidad demográfica como criterio universal, entonces el juicio puede tener otra base. Eso cambia el análisis, y hay que examinar qué razones concretas se están usando para criticar la presencia de personas LGTBIQ+ en concursos o las políticas de promoción de mujeres en la policía. Vamos a verlo por partes:

1. Crítica a la visibilidad LGTBIQ+ en televisión sin apelar a la proporcionalidad
Supongamos que alguien dice:
“No me molesta cuántos haya, sino que parece que se promueve o se fuerza su presencia con una intención ideológica”.
Aquí el argumento no es cuántos son, sino por qué están ahí. Entonces, la crítica no es demográfica sino cultural o política. Esta persona podría pensar que:
La visibilidad LGTBIQ+ responde a una agenda ideológica más que a mérito.
Se produce una especie de “cuota simbólica” no oficial en medios para dar imagen de diversidad.
Eso podría considerarlo forzado, innecesario o artificial.
Este argumento, aunque más coherente internamente, depende mucho de la percepción subjetiva sobre qué es "forzado" o no. Muchas veces, lo que parece "excesivo" a unos, para otros es simplemente visibilidad necesaria tras décadas de marginación.

2. Crítica a facilitar el acceso de mujeres a la policía sin apelar a proporcionalidad
Una crítica podría ser:
“No debería facilitarse el acceso a nadie solo por su género. La policía necesita a los mejores, sin importar si son hombres o mujeres.”
Aquí el argumento es meritocrático, no demográfico. Esta postura es:
Coherente internamente, si lo que se defiende es una lógica estrictamente individualista y competitiva.
Contraria a las acciones afirmativas o cuotas, por entender que podrían perjudicar la eficiencia o justicia del sistema.
Este argumento, aunque consistente, ignora contextos estructurales: si las mujeres están subrepresentadas por razones sociales o institucionales, la “meritocracia” puede ser un mito, porque no todos parten de la misma línea de salida.

Entonces, ¿puede alguien tener una postura coherente criticando ambas cosas sin usar la proporcionalidad como base?
Sí, puede ser coherente, siempre que:
Use criterios claros y consistentes que no dependan del número, sino de valores como:
Mérito individual
Autenticidad cultural
Libertad de expresión (sin imponer narrativas)
Aplique esos criterios de manera igual para todos los grupos, sin doble estándar.
Por ejemplo:
“Estoy en contra de la sobrerrepresentación mediática de cualquier grupo si se hace con fines ideológicos, no artísticos”.
“Estoy en contra de dar ventajas por identidad (género, orientación, etc.) en cualquier institución pública que requiera objetividad y capacidad técnica”.
Esto es más coherente, aunque no necesariamente más justo si uno considera las desigualdades históricas.

Conclusión

Sí, alguien puede tener una postura coherente y crítica sin basarse en la proporcionalidad demográfica, siempre que use otro principio rector claro y lo aplique con consistencia.
Ahora bien, que sea coherente no implica automáticamente que sea justa, acertada o empática. Coherencia es una condición mínima de racionalidad, pero no garantiza una postura ética o bien fundamentada en justicia social.