Os agradezco de corazón vuestros comentarios y me alegra de verdad que os haya gustado. El ciclismo es el mejor deporte del mundo y sigue siendolo, pero ademas de las gestas de los grandes heroes, siempre admiré a esos contadores de historias que daban ese halo mezcla de misticismo y exageración, que recreaban la carrera en la imaginación de uno aunque hablasen de la época de coppi y bartali. Os prometí una continuación del post con los also starrings de mi adolescencia de un modo más resumido. Espero que estos nombres os traigan el recuerdo de momentos tan inolvidables como lo son para mi:
Pedro González: La voz del ciclismo en Tve. Personaje absolutamente legendario y carismático. No tenía excesivos conocimientos técnicos y no sabía hablar ni inglés ni francés. De ahí quizas surgiese la acalorada discusión en un parking con Cyrille Guimard que siempre contaba en antena. De discusiones, el asturiano sabía un rato, porque jamas se callaba una opinión, como cuando denunció el mercenariato con el que Zulle salvó la Vuelta 96. El pobre Perico Delgado, cuando osó opinar, se llevó un rapapolvo de época, en el que el periodista le recordó las extrañas circunstancias de sus victorias en el 85 y 89 y que por tanto era mejor que quedase callado. Igualmente memorables eran sus episodios de enajenación con los botarates que corrían pegados a los ciclistas. Era algo que calentaba especialmente al bueno de Pedro, que acababa ensañandose con el aficionado en cuestión o con quien le quedase a mano. Con solo 48 años, fallecía repentinamente el primer día del milenio.
Bjarne Riis: Cuando el danés corría en el Toshiba, tuvo que buscarse un trabajo a media jornada como administrativo para poder comer. Cuando Laurent Fignon le pidió colaboración en algunas etapas del Giro 89, Riis aceptó esperando la generosidad económica del profesor, pero este le ofreció un puesto en el Super U como parte fundamental de su guardia pretoriana. Riis ejerció como gregario de libro e incluso obtuvo alguna victoria parcial. Pero el danés era una especie de Mario Conde del ciclismo. Su ambición era tal que no le importó hacer de todo para llegar a sus objetivos. Embarcado en esa casa de los horrores que era la Gewiss, llegó a la elite mundial y siguiendo las directrices del Dr.Ferrari de adalgazar, salía a entrenar en ayunas. Al llegar a casa de vuelta, agonizando, famélico, se hinchaba a agua con gas y se iba a la cama con la ayuda de un somnifero. Con esa espartana preparación, orquestó un Tour 96 fabuloso, dejando para la historia la dantesca subida a Hautacam, dejandose caer varias veces a cola de grupo, vacilando a Indurain para acabar en campeón, subiendo en plato grande. Cuando el de Villaba anunció su adios, el 2 de enero de 1997, el mundo del pedal se entregó en reconocimientos. En su delirio, Riis declaró que era normal que Indu se retirase pues sabía perfectamente que no iba a poder ganarle. Sin embargo 1997 nos trajo una versión edulcorada del calvo danés que pagó sus frustraciones en la crono final en EuroDisney arrojando su bicicleta a la cuneta en una imagen hilarante. Acabado como campeón, se erigió en portavoz de sus compañeros en los plantes del Tout 98, pero Bjarne no era más qeu un caballo de Troya que traicionó los valores que Jalabert o Pantani defendían. El Tour pudo llegar a su fin, los poderes mantuvieron sus posiciones y Riis fue premiado con una eterna inmunidad que le llevaron de nuevo a la gloria, esta vez como Manager.
Gert Jan Theunisse: Quizás uno de los mayores personajes de la historia del ciclismo. En el plano deportivo fue protagonista del que para muchos fue el mejor Tour de la historia, el del 89, ganando la etapa reina en Alpedhuez y el GP de la montaña. Su imagen con el maiott de lunares y su larga melena es autenticamente icónica. Seguramente a raiz de esa victoria, nace una de sus obsesiones, la de Alpedhuez. Durante su sanción por dopaje (destrozó la maquina que controlaba la tasa de testosterona, aunque todavía hoy defiende que la produce su cuerpo de forma natural. Eso si, ha confesado tomar otras sustancias dopantes) subió Alpedhuez 80 veces en un año. Algún día llegó a escalar el puerto 5 veces. Sus anécdotas son bestiales. Afirmaba tener el pene más largo del pelotón y defendía la masturbación pre y post competición. Otro de sus famosos logros era no pagar jamas ningún peaje en la autopista, saludaba al señor cobrador y aceleraba su coche. Era un perturbado de manual, siempre serio y taciturno, con mirada asesina, acompañado de su compañero Rooks. Cuando volvía de sus sanciones por dopaje arrasaba en la carrera que participaba. Lo hizo en Asturias una vez y en Luxemburgo otra. Acabó sus días en Mallorca, como preparador entre otr@s de Marga Fullana, y con las secuelas graves de un accidente de tráfico.
Mario Cipollini: Si de personajes hablamos a Il Bello, habría que escribirle un libro, que digo un libro, una enciclopedia. Cipollini es seguramente el mejor sprinter de la historia. Valiente como el que más, macarra como casi ninguno, explosivo hasta decir basta y sobre todo inteligente. Hizo en el sprint lo que los grandes campeones hacen en sus disciplinas, fichar a los mejores y ponerlos a su servicio. Su trenno era espectacular. Grandes nombres como Baffi o Petacchi formaron parte de el, aunque fueron los Calcaterra, Eros Poli, Scierea, Lombardi los fieles escuderos de una maquina perfecta de ganar. Mario se retiró con algunos de los más curiosos Records. A pesar de ser el segundo ciclista de la historia con más Victorias, solo en 2002, preparando su Mundial de ruta, fue quien de ganar una carrera disputada después del Tour de Francia. Un Tour que jamás fue capaz de finalizar, acumulando 8 abandonos y 12 victorias de etapa. Cipo afirmaba que tenía obligaciones más importantes, como broncearse o irse con sus innumerables admiradoras. En el Tour dejó fotografías imborrables; Vestido de emperador, o con aquel maiott a imitación de los atlas de anatomía muscular. Por el pais de roped y Puigdemont, dejó su impronta. En el 94, su compañero Baffi le encerró en la primera etapa y se abrio la cabeza. Volvió unos años después donde fue expulsado por pegarle una ostia a un tal Cerezo, por culpa de una discusión en unos abanicos. El tortazo eso si, no fue en caliente, sinó al día siguiente en el control de firmas. En el Tour 92, subió al podio en la primera etapa para recoger el maiott verde de la clasificación por puntos, donde conoció a Miss Euskadi de la que se quedo prendado. En una época sin móviles ni internet, el bueno de Mario consiguió una cita con la euskalduna varios días más tarde en Milan. La carrera circulaba por los países bajos, y el pelotón se había tomado la jornada de relax. Temeroso de perder el vuelo, Il Bello demarró y llego a tener una ventaja considerable pero en vista que el gran grupo no espabilaba y que lo primero es lo primero, puso pie a tierra, abandonando así en su primer Tour, para llegar a tiempo a la cita.
Quizás el ciclista más carismático de su época, fue el indiscutible protagonista de unos sprints donde gente como Abdoujaparov, Zabel, Moncassin, o sus compatriotas Leoni o el indescriptible Ivan Quaranta llevaron este arte a su máximo apogeo. Cipollini sigue siendo noticia hoy en día, cabalgando desnudo a lomos de una de sus bicicletas que quería promocionar, exhibió un cuerpo espectacular habiendo pasado ya, el medio siglo de vida.
Manolo Saiz: El director del grupo deportivo ONCE fue sin duda un adelantado a su tiempo. Había sido un ciclista amateur de los malos y por eso sus compañeros de profesión entendían que era un iluminado ajeno que venía de inventor de la luz. Saiz innovó en táctica, en materiales, diseño bicicletas, cambió para siempre la preparación del ciclista, trabajaba como nadie las cronos individuales y por equipos, así como los abanicos que le dieron alguna victoria inolvidable. Mullidor táctico de jornadas tan legendarias como en Ménde 95 o la etapa asturiana de 2005 donde lograron hundir a un supersónico Menchov. Pero durante todos esos años, el todopoderoso Induráin se llevaba toda la atención y veneración mediática. Eso era algo que le sacaba de sus casillas y convertía al brillante y bonachón Manolo Saiz en el abominable Fat Balbas, un personaje caracterizado por conducir con gran parte de su cuerpo fuera del coche increpando al personal. Inolvidable aquel episodio en que defendiendo el amarillo del talentoso Nozal quiso tirar a una moto de tve acusándola de beneficiar a Heras. El show acabó de madrugada con Manolo discutiendo por teléfono con Carlos de Andrés.
Enfadado con el mundo y jurando venganza eterna terminó su andadura en el ciclismo profesional a raiz de la operación puerto cuando tenía en la recamara esa letal arma cocida a fuego lento que era Alberto Contador.