@The Driver, he escrito este texto en otros foros pensando sobre todo en gente como tú, a la que le emociona Nadal pero el tenis se la suda. Imagínate a mí, que adoro el tenis (en otro momento explicaré por qué me parece el deporte definitivo) y que he visto el 95 % de partidos de Rafa desde 2004.
También espero que lo lean otros, claro, como
@the naked man que aunque infravalore tremendísimamente al manacorí diciendo que no come en la mesa de los más grandes (
![Riendo :lol:](./images/smilies/icon_lol.gif)
), es de los foreros que mejor me cae y creo que no lo hace a mala fe.
Aviso, se viene tocho muy grande. Espero que lo leáis, creo que merece la pena y la ocasión lo merece.
Lo de Nadal es tan surrealista que siento que cualquier calificativo que le dedique suena corto, redundante, repetitivo, poco original. Dios, leyenda, irrepetible, único…este tipo de adjetivos se leen continuamente en medios y redes sociales cuando hace alguna de las suyas. ¿Qué más añadir? Voy a tratar de explicar por qué jamás ningún deportista me emociona ni me emocionará más que este hombre. Intentaré ser breve, aunque es muy difícil.
A comienzos de 2003 se decía en los círculos tenísticos que el sobrino de Nadal, el del Barça, era bastante bueno jugando al tenis. Ese mismo año, con solo 16 primaveras, un chaval de tez morena, de juego explosivo, irrumpía en el circuito ATP ganando, entre otros, a Albert Costa y Carlos Moyá. Su timidez fuera de pista no se correspondía con la fiera que, sin poder sacarse siquiera el carné de conducir, se atrevía a desafiar e incluso derrotar a jugadores que ya habían levantado Grand Slams.
Yo en ese momento tenía 13 años, y aunque ya veía tenis desde que tengo uso de razón porque siempre me ha encantado, me limitaba a ver el poco que retransmitían en abierto: el Conde de Godó, Roland Garros, la Copa Davis…así que todavía no había visto jugar a ese chaval. No existía Youtube, ni Whatsapp, ni Facebook, ni Instagram, ni Twitter…yo ni siquiera tenía Internet, llegó a mi casa en 2005.
En 2004 vence por primera vez a un tal Roger Federer, número 1 del mundo en ese momento. Parecía que lo de ese joven no era casualidad, que había llegado para quedarse. Un mes después de ese partido, en Estoril, Nadal se rompe el escafoides de su pie izquierdo.
Noticia del AS, 21 de abril de 2004:
https://as.com/masdeporte/2004/04/21/po ... 50215.html
Nadal estará casi tres meses de baja
“Rafael Nadal no irá a los Juegos de Atenas. Tampoco participará en el Torneo de Roland Garros. El manacorí sufre una fisura de escafoides en el pie izquierdo y necesitará más de dos meses para recuperarse”.
Más tarde se descubrió que Nadal tenía una extraña enfermedad degenerativa: el síndrome de Müller-Weiss. Los doctores le dijeron que tenía prácticamente imposible volver a practicar deporte de élite. Era (y es) un problema sin solución.
Ese mismo año (2004, recordemos), a finales de temporada logra su primera Copa Davis junto a sus compañeros, venciendo en un partido decisivo a Andy Roddick. Ese día fue en el que me “enamoré” tenística y deportivamente de ese chaval que derrochaba pasión, orgullo y pundonor.
Veo que llevo varios párrafos y estoy en 2004 todavía, madre mía...Prometo que intentaré ir al grano pero es muy difícil, la carrera de este tío es tan legendaria que da para documentales de varias temporadas y decenas de libros. Si Nadal fuese estadounidense, ríete tú del documental de Jordan y los Bulls. No hay producto audiovisual que pueda hacer justicia a su trayectoria.
Al grano. El caso es que Nadal no se resignó a dejar el tenis, porque lo ama, pero todavía ama más competir, y no se iba a dar por vencido. Buscó unas plantillas especiales que pudiesen solventar en cierta manera su problema en el pie. Esas plantillas han provocado las permanentes tendinitis en sus rodillas que le han hecho perderse tantos torneos en su carrera. No, sus lesiones no han sido el precio a pagar por su estilo de juego como defienden sus detractores, muchos jugadores más defensivos y físicos que Nadal no han tenido apenas problemas durante toda su carrera.
En 2005 gana sus primeros Masters 1000 y su primer Grand Slam, Roland Garros. Cómo no. Termina la temporada número 2 del mundo con solo 19 años.
Como siempre que alguien triunfa, surgen los mediocres envidiosos. Y en un país de endófobos como España, todavía más. Pues los haters de Nadal por aquel entonces decían “es un pasabolas, gana por físico, no por talento”.
En 2006 Nadal alcanza su primera final de Wimbledon, pero pierde en 4 sets con Federer, indiscutible amo y señor del circuito por aquel entonces. “Solo gana en tierra batida, no tiene nada que hacer en otras superficies”. Ya tenía varios Masters 1000 en pista dura, pero a los haters eso les daba igual.
En 2007 vuelve a alcanzar la final de Wimbledon, esta vez pierde en el 5º set otra vez contra Federer. Cada vez estaba más cerca. Los haters insistían: “¿Veis? ¿veis?, solo gana en arcilla”.
En 2008, después de arrasar en la gira de tierra batida como siempre, alcanza por 3ª vez consecutiva la final de Wimbledon. Enfrente, otra vez Federer, 5 veces campeón del torneo. Nadal gana en el 5º set de una épica y memorable final. “Vale, sí, ya ha ganado Roland Garros y Wimbledon, pero todavía le faltan el Australian Open y el US Open”, decían. Ese mismo verano, Nadal se proclama número 1 y también consigue su primer Oro Olímpico (en pista dura) venciendo entre otros, a Djokovic en la semifinal.
Enero de 2009, torneo de Australia. Nadal-Verdasco en semifinales. Uno de los mejores partidos de la historia, Fernando JAMÁS volvió a jugar como ese día. Cualquier amante del tenis que viese ese partido en directo lo recordará siempre, aunque no tenga el glamour de las finales contra Djokovic, Federer o la de hoy mismo contra Medvedev, el nivel de ese partido fue de locos. Nadal venció en el 5º set tras 5 horas de partido. A los dos días, y con uno menos de descanso, se enfrentaba en la final otra vez a Federer en una rivalidad que por aquel entonces ya se había convertido en histórica. El plan de todos los domingos era ver una final entre el suizo y el español. En Galicia mucha gente se va a la aldea los domingos, es tradición, la mía era disfrutar resacoso una final de esos dos colosos. Bendita juventud.
“Federer se va a vengar de lo del año pasado, ya veréis, Nadal no va a ganar nunca un Grand Slam en pista dura”. Se equivocaron de nuevo, Rafa vence en otro partido que pasó a los libros y de un nivel tan alto que por momentos parecía de Play Station. “Joder, este tío se dopa!! Es que no puede ser, no es normal…”. Los haters ya no saben qué decir, empiezan a estar tan escocidos con este tío de Manacor que les cierra la boca cada vez que hablan que desarrollan un odio hacia él patológico.
Esa misma temporada llega la primera derrota de Rafa en Roland Garros, el sueco Robin Soderling sorprende a todo el mundo y vence al balear en octavos de final. Después de ese torneo Nadal se baja de Wimbledon, no podrá defender título. Se tira varias semanas fuera por lesión.
Primavera de 2010, Nadal lleva casi un año sin alzar títulos importantes. Los haters se frotan las manos: “Veis, si es que con 25 años estará retirado, solo sabe correr”. Ese mismo año logra Roland Garros, Wimbledon y el US Open. Primer tenista de la historia en ganar 3 Grand Slams el mismo año en tres superficies diferentes (Djokovic consiguió lo mismo el año pasado). Con solo 24 años, Nadal ya había ganado los 4 grandes torneos del tenis, más Oro Olímpico y tropecientos Masters 1000. “El nivel del circuito es basura, son todos malísimos”. Los haters ya no saben qué decir.
En 2011 se mete un tío en medio de la fiesta de Federer y Nadal. Suizo y español llevan 6 años seguidos dominando el circuito con mano de hierro, pero ese tío, un tal Novak Djokovic, también quería echarse unos bailes y tomarse unos cubatas. "No me crié entre bombas en Belgrado para nada", pensaba.
El serbio no era ningún desconocido, ya era un jugadorazo ganador de Grand Slam (AO 2008) y número 3 del mundo, pero esa temporada se destapa definitivamente y sube un par de escalones, esos que diferencian a los muy buenos jugadores de las leyendas que se cuentan con los dedos de las manos. Parecía realmente un cyborg invencible, y desde marzo de 2011 a enero de 2012 gana 7 finales seguidas a Rafa Nadal. Su némesis había llegado. El serbio era para el español lo que el español era para el suizo. Le tenía la moral totalmente comida. Los haters vuelven a sonreír. Pero Nadal jamás se rinde. Rafa logra dar con la tecla y vuelve a vencer en varias finales importantes al serbio (Montecarlo 2012, Roma 2012, Roland Garros 2012). Pero vuelven a llegar los problemas, Nadal pierde sorpresivamente en Wimbledon ante un desconocido, Lukas Rosol, se rompe el tendón rotuliano y no vuelve a jugar hasta febrero de 2013. Muchos pensaban que no volvería a ganar un gran título jamás.
Ese 2013 consigue 5 Masters 1000, 2 Grand Slams y termina la temporada como número 1 del mundo. Uno de los mayores regresos de la historia de cualquier dfeporte. “Se dopa seguro, de hecho los meses que estuvo fuera del circuito no fueron por lesión, sino por sanción encubierta de la ATP, DOPADO, TRAMPOSO!!!”. A los haters le va a estallar la vesícula biliar.
Llega 2014 y Nadal comienza el año como terminó el anterior, jugando a un altísimo nivel y demostrando que es el número 1 del mundo. Llega a la final del Open de Australia, arrasando a Federer en semifinales. En la final le espera un debutante por esas lides: Stan Wawrinka. El “suizo de plata” había jugado 12 partidos con Nadal hasta ese momento, Nadal había ganado todos ellos sin perder ni un solo set. El favorito absoluto por tanto era el manacorí. Lamentablemente, en uno de los momentos más duros de su carrera y de los que personalmente más me han jodido, Nadal se lesiona de la espalda antes de la final y la juega tieso todo el encuentro, ni la puede competir.
Una derrota que a cualquiera dejaría tocado durante meses para Rafa no fue para tanto, porque solo dos semanas después estaba jugando torneos menores en Sudamérica y dándolo todo como si fuesen la final de Wimbledon. En junio de ese año vuelve a levantar una vez más Roland Garros, denegando otra vez a Nole en la final la posibilidad de levantar el cetro parisino. Lograba su Grand Slam número 14 y empataba a toda una leyenda en mayúsculas del deporte de la raqueta: Pete Sampras.
Recuerdo que cuando era pequeño los nombres de Sampras, Borg, Agassi, McEnroe, Lendl, Connors…me sonaban a ciencia ficción. En España teníamos muy buenos tenistas como Bruguera, Moyá, Corretja…pero solo destacaban en tierra batida y estaban a años luz en las demás superficies de los anteriormente citados. Eran gente de otro nivel, nunca un español alcanzaría esas cotas.
2015: Nadal hace la peor temporada de su carrera. Los continuos problemas que tiene en 2014 (espalda, muñeca, apendicitis…) vacían su mente. Por primera vez en los más de 10 años de carrera que llevaba por aquel entonces, la situación le supera. Nadal declara abiertamente que tiene ansiedad. No es capaz de jugar como siempre, está atenazado, los nervios le comen, deja bolas a mitad de pista, golpea sin potencia, las piernas le pesan el doble…”Está acabado, JAMÁS volverá a ganar un Grand Slam, para el año se retira”. Se relamen los haters, el tío que tanto les había hecho sufrir por fin estaba dando muestras de debilidad. Aún así termina el año entre los 8 mejores del mundo. Porque, para quien no lo sepa, Nadal lleva metido en el top 10 desde que ingresó por primera vez en 2005. No hay tenista en la historia con más semanas consecutivas en el top 10.
2016: Nadal empieza perdiendo en Australia con Verdasco en primera ronda. La cosa pinta muy mal. En primavera logra levantar su nivel de nuevo, vuelve a llevarse un gran título (Montecarlo) y comienza a dar señales de volver a ser el que era. Hasta que llega Roland Garros y se tiene que retirar antes de disputar la 3ª ronda por un problema en la muñeca. Yo, que siempre he confiado en Nadal, reconozco que en ese momento lo veía gris oscuro casi negro. Pensaba que sería difícil recuperarse de esa, ya empezaba a dudar si volvería a ganar Grand Slams y ser número 1 del mundo.
Solo un mes después de esa retirada, Nadal era el abanderado de España en los JJOO de Río. Él mismo reconoce que físicamente no estaba preparado y que asistió solo por la ilusión de representar a España y porque ya se había perdido los JJOO de 2012 por lesión. Se apuntó al singles y al dobles. En singles alcanzó las semifinales y solo un Juan Martín del Potro en uno de los mejores partidos de su carrera pudo apearle de la final. En dobles se llevó el Oro Olímpico junto a su amigo Marc López (ahora uno de sus entrenadores). En otoño de ese año, los problemas en su muñeca siguen sin resolverse y decide no volver a competir hasta que pueda hacerlo en condiciones. Curiosamente, Federer también estaba en el dique seco, habiéndose operado por primera vez en su carrera (rodilla).
Llega 2017 y Nadal y Federer alcanzan de manera totalmente inesperada la final de Australia. Ese partido se sentía como un regalo a los aficionados al tenis y al deporte en general. Una nueva final de Grand Slam entre dos treinteañeros que se habían tirado meses fuera del circuito por lesión y parecían al borde del retiro. Murray era número 1 en ese momento. Poco le duró, pues sus continuos problemas de cadera le han llevado al borde de la retirada desde mediados de esa temporada.
Federer ganó esa final en el 5º set, remontando un break abajo. Otra vez Nadal perdía una final en Australia. Otra vez encima en el 5º set y tras ir break arriba, como en 2012 contra Djokovic en la final más larga de la historia. Siempre ha sido el torneo maldito para los españoles, solo Nadal había logrado triunfar en 2009, pero esas 3 finales perdidas, las 3 de manera muy dolorosa además, hacían pensar también que era un torneo gafado para Rafael, como diría su tío Toni.
Nadal se presentó en Roland Garros 2017 siendo el favorito absoluto después de una inmaculada gira de tierra batida. A pesar de ello, hacía 3 años que no ganaba un Grand Slam. En la final le esperaba Wawrinka, que esta vez no tendría tanta suerte y no se encontraría a un Rafa lesionado. ¿Resultado? Paliza, 6-2, 6-3, 6-1. Meses después conseguía su 3º US Open, su Grand Slam número 16, y terminaba de nuevo como número 1 del mundo.
En 2018, y tras un año y medio “vintage” en el que Federer y Nadal vuelven a dominar el circuito como en sus viejos tiempos, consiguiendo ambos sus Grand Slam número 20 y 17 respectivamente, Djokovic renace de sus cenizas. El serbio parecía haber perdido la ambición después de completar el Grand Slam en Roland Garros 2016. Además, dio muestras de no ser un robot y se perdió medio 2017 por lesión de codo. Se estaba quedando muy lejos en la carrera por el GOAT, pero como es otra leyenda de las que deberían hacer varias series documentales, revivió. Y de qué manera. Se lleva Wimbledon (partido totalmente épico contra Rafa en semifinales) y US Open, vuelve a ser número 1 del mundo. En 2019 comienza el año apalizando a Nadal en la final de Australia, la única final de Grand Slam que el balear pierde en 3 sets en toda su carrera. Otra final más perdida en Australia, y ya van 4. A los seguidores del manacorí les empiezan a entrar ganas de que no vuelva a acudir hasta ese país nunca más. Un sitio donde hay bichos venenosos por todas partes no es de fiar.
Venga, que llegamos al final, vamos más al grano. En 2019 Nadal vuelve a ganar Roland Garros (12 ya), el US Open (4, a uno solo del récord absoluto en el torneo de Nueva York) y termina número 1 por 5º año, empatando a Djokovic y Federer.
2020, ya sabemos lo que pasó. Pandemia. Confinamiento obligatorio. Nadal, al igual que el resto del planeta, se tira semanas en casa sin apenas poder hacer nada. Su resentido pie, en vez de agradecer el descanso, empeora. Al parecer, cuanto menos lo mueve más se “oxida” y el dolor ya es insoportable. Ese año y por las circunstancias del Covid, Roland Garros se pospone a octubre. Los franceses cambian las bolas Babolat por bolas Wilson reconociendo que buscaban “favorecer no solo a un jugador en concreto”. Franceses franceseando, cambiando las bolas que llevaban usando toda la vida y que encima son de una empresa local, por otras simplemente para que el pesado de Manacor perdiese de una puñetera vez. Nadal llega a ese torneo sin apenas preparación (había jugado un par de partidos antes solo), con unas bolas nueva expresamente “antiNadal”, jugando con frío en el otoño parisino (los que sabemos de tenis sabemos lo que cambian las condiciones de jugar con frío a con calor en cuanto a efectos, bote de bola, etc.). Nadal, milagrosamente (enésimo milagro) ¡¡¡se alza con el torneo sin perder ni un solo set!!! En la final le mete una paliza a Djokovic (6-0, 6-2, 7-5), vengándose de la que el serbio le propinó en Australia 2019. Empata a Federer con 20 Grand Slams y consigue su 13º Roland Garros, ¡¡13 ROLAND GARROS!! Nunca jamás en la historia veremos a un solo tenista ganar 13 veces un mismo Grand Slam. No lo verán ni nuestros bisnietos. Es un récord intocable.
2021 comienza y los problemas físicos vuelven a ser una constante, el pie apenas le deja competir, a pesar de ello consigue su 213123123 Conde de Godó y su 1231231231 Masters 1000 de Roma. Llega Roland Garros y el serbio, que tenía entre ceja y ceja vengarse de la paliza del año anterior, vence a Nadal en un partido épico y dramático a pesar de que el balear estaba claramente mermado por el dichoso pie. Muchos haters volvieron a decir que Nadal se inventaba la lesión, que era una excusa para justificar su derrota en su feudo contra su mayor rival deportivo, etc. La realidad es que después de ese partido, Nadal renunció a Wimbledon y a los JJOO de Tokio. Claramente estaba lesionado. Los haters seguían sin creérselo. Solo estaba “cagado”, no quería volver a enfrentarse al serbio, vociferaban. Regresó brevemente en Washington para poner a prueba su pie. Prueba no superada. Nadal se somete a un nuevo tratamiento en el pie en septiembre como última esperanza de volver a competir al máximo nivel
4 meses después y contra todo pronóstico levanta su 2º Open de Australia en una titánica, épica, dramática final ante Daniil Medvedev en 5 horas 24 minutos. Hercúlea como bien la definió Rod Laver. Con 35 años y 7 meses, administrando tanto la poquísima energía que le quedaba que ni celebraba los puntos con lo pasional que es, remonta un partido imposible (1ª vez en la historia de la Era Open que un tenista remonta 2 sets a 0 en la final del Abierto australiano) ante un tío 10 años menor que devolvía todo como un muro.
De locos, completamente de locos. En este momento se debería de pagar 200 euros a 1 la victoria de Rafa, o más, a saber. Encima remontó estando muy lejos de su mejor nivel. Porque, sin desmerecer al ruso que es un auténtico fenómeno y será el nuevo número 1 más pronto que tarde, este Nadal perdería fácil contra el Nadal de sus mejores años.
Vi el partido con mi novia en un bar. A ella el tenis le da completamente igual, no sabe ni lo que es un “break”, y aun así terminó viviéndolo casi como yo. A nuestro lado estaban dos amigas sudamericanas que también lo vivían a tope, “vamos Rafa huevón!!”, y enfrente dos señores de unos 70 años contando batallitas de que en su época los tenistas eran más técnicos que los de ahora, que si Santana, Laver...el camarero tardaba en servir porque también miraba…todos pegados a la tele y emocionados. Solo he visto algo igual en partidos de fútbol, con ningún otro deporte he visto en un bar un ambiente así, salvo con Rafa.
Cuando se puso 5-3 y saque para por fin ganar y el ruso le volvió a romper e igualar a 5-5 creí que me daba algo. Menuda tortura física y psicológica. Otra vez remar para morir en la orilla, otra dolorosa derrota en una final de Australia. El propio Nadal reconoció que en ese momento se le vinieron todos los fantasmas, pero que no se iba a rendir a pesar de estar destrozado. Solo una mente especial es capaz de sobreponerse a eso.
Es la victoria más grande de su carrera, por lo que significa y por cómo se ha producido. Corretja casi sin poder hablar y medio llorando mientras retransmitía, amigos míos a los que el tenis les da bastante igual llamándome gritando…Nadal trasciende el tenis y trasciende el deporte. Es una lección de vida, la de veces que he pensado en él cuando las cosas no me estaban saliendo bien en lo que fuese pero me obligaba a no tirar la toalla. Más de 1300 partidos jugados al máximo nivel, algunos de ellos dignos de tener un desfibrilador al lado, y jamás ha hecho ni siquiera el amago de tirar una raqueta al suelo. Nunca un improperio a un árbitro o un rival. Siempre firmando autógrafos durante media hora hasta después de las derrotas más duras.
Primer hombre en alcanzar los 21 Grand Slams, segundo hombre en conseguir el Double Career Grand Slam. Récords de precocidad y longevidad: ¡¡El más joven de la historia en completar el Grand Slam en la carrera y el más veterano de la historia en completar su segundo Grand Slam en la carrera!!
Pero no voy a hablar del manido debate sobre el GOAT, a mí ya me da igual ese tema. Sigo pensando además que Djokovic acabará teniendo el palmarés más grande de la historia, pero lo de este torneo y este partido en particular ha sido el enésimo regalo que ha hecho Don Rafael Nadal Parera al mundo del tenis y al mundo del deporte en general. Partido histórico, de los que recordaremos cuando seamos ancianos, como muchas otras gestas del manacorí. Si tengo hijos y nietos, algún día, orgulloso y nostálgico les diré: “Yo vi jugar a Rafa Nadal”. Y a Novak Djokovic y Roger Federer también, por supuesto. Los amantes del tenis somos muy afortunados de haber visto a los 3 mejores de la historia compitiendo a la vez en la misma era.
Los haters siguen poniendo excusas, siguen demeritándole, despreciándole, y seguirán haciéndolo. Estoy 100 % convencido de que aunque tuviese 45 años y siguiese haciendo cosas como las de hoy (ayer), dirían que ni GOAT, ni se puede colocar a este hombre en la Liga de los mejores deportistas de la historia de cualquier disciplina. Pero 100 % convencido. La pedrada en la cabeza de alguno incluso es tan grande que hasta te dicen que no es ni el mejor deportista español. Por lo tanto, no merece la pena entrar al trapo, cuando el debate alcanza tales cotas de irracionalidad no hay que perder el tiempo. No hay que bajar al barro para tener debates absurdos.
Si has llegado hasta aquí y has leído todo, gracias
![Imagen](https://pbs.twimg.com/media/FKYyjY-WQAY4lxl?format=jpg&name=900x900)