Es que el pero de la portería no es un aspecto más, sino la causa del descenso. Es tan sencillo como que con Lendoiro nunca habríamos tenido esta portería de medio pelo y no habríamos caído al pozo por ello. Que cuando descendemos lo hacemos con Aranzubía de titular, ojo. Y luego ficha a Lux y a Fabricio. Eso sin tener un pavo en el banco. Pero eso no es tanto mérito de Lendoiro como demérito de los que vinieron después. Por cierto, creo que Barral estuvo ya en la época de Lendoiro, solo que ahí estaría ojeando o ayudando, pero el Director Deportivo del club era Lendoiro. Vamos, lo que muchos pedían, tener a Barral para encontrar talento, pero no para diseñar plantillas.
Ramis escribió: ↑Viernes 01 de Noviembre de 2019, 12:24
Lendoiro:
- Fichaba a punta pala. Las plantillas del Dépor eran de las más grandes de primera. De lejos.
- Muchos jugadores eran reguleros.
- Algunos jugadores eran infames.
- Muchos jugadores eran buenos.
- Algunos jugadores eran fueras de serie.
- No pagaba.
- Pudo equilibrar las cuentas del equipo varias veces en lugar de seguir jugándosela y no lo hizo.
- Se enfrentó y enemistó con casi todo el mundo, no tenía casi aliados. Juicios por doquier.
- El club era él. Personalismo total. Al marchar no había estructura de club.
- La cantera bajo mínimos.
- Ganó títulos.
En su época, como todo el mundo estaba cortado por el mismo patrón y él es más astuto (basta con mirar a esperpentos y delincuentes como Gil), sobresalió.
Entiendo a los que añoran la época de Lendoiro globalmente porque, como dicen por aquí, en un tiempo de piratas lo mejor es tener al rey pirata en tu barco.
A día de hoy es ser acólito de secta pensar en tener a Lendoiro de vuelta en el club y que de todos sus rasgos sólo íbamos a tener:
- Muchos jugadores eran buenos.
- Algunos jugadores eran fueras de serie.
- Ganó títulos.
Sus rasgos negativos hoy se notarian más y, lo que sería peor para nosotros, se castigan mucho más duramente.
Si el club, herido de muerte como está, recupera estatus alguna vez no lo va hacer replicando nada de lo que hizo Lendoiro en el pasado. Ni con él ni sin el. No se puede.
Y repitiendo una y otra vez lo mismo y añorando un tiempo que no va a volver (dulcificanfo por el camino las cosas negativas de entones) dificultais la labor de los que vayan viniendo.
Poner lo de que ganó títulos de último punto en la lista, como si fuese una ocurrencia de última hora, me parece un poco ridículo. Insisto, se puede criticar a Lendoiro todo lo que se quiera sin tratar de alterar los hechos o manipularlos para dar de menos lo que no nos interesa que se vea.
Sea como sea, creo que nadie o quizá una persona ha hablado de que vuelva Lendoiro, no creo que ninguno quiera eso, si tenemos que depender del regreso de un presidente de más de 70 años que viene de tener problemas recientes de corazón, estamos jodidos. Más que revivir al club, lo que haríamos es matar al pobre hombre que ya no está para esos trotes, Lendoiro podría aportar como asesor para un consejo que acepte su figura, nada más.
Dicho esto, creo que ahora se puede debatir sin que una defensa de las bondades de Lendoiro tenga que implicar un voto por su regreso. Ni me voy a meter en lo de los jugadores, Lendoiro era cojonudo fichando, ese debate está cerrado porque nunca se abrió. Los fichajes esos de las plantillas de 40 jugadores con tipos venidos de ninguna parte y que nunca jugaron siquiera no merecen entrar en la categoría de fichajes al mismo nivel que los que traíamos para la primera plantilla. Lo cierto es que salió como el culo, pero Lendoiro trató de hacer lo que ahora hacen todos los grandes, que es tener 40 o 50 jugadores y ceder a los que te sobran por ahí adelante sabiendo que de diez Marlos te va a valer uno, pero del resto puedes sacar beneficios con las cesiones. Lendoiro no tenía el dinero para gastar 5 kilos en un tipo que no iba a hacer sino salir cedido por ahí y solo por Abreu nos salió bien, y quizá Rubén Castro y Momo. Pero los tres vinieron como fichajes para el primer equipo, no como los tipos random para hacer de jugador 37 del plantel. En los fichajes que de verdad se traían para jugar, Lendoiro era muy bueno.
El plano económico es donde la jodió y ahí es cierto, no pagaba o lo hacía tarde y mal, andaba metido en líos, juicios por doquier, aunque algunos los ganaba. Se peleaba con todo el mundo, pero algunas peleas merece la pena hacerlas si las ganas y tuvimos muchos juicios con Hacienda de los ganamos algunos y ahorramos dinero por ello.
Lendoiro es de otra época, pensar en lo que haría hoy es como pensar en como jugaría Di Stefano en el fútbol actual. Hay que valorar a Lendoiro en el contexto en el que vivió y, para mí, hay tres etapas. La inicial, en la que fue un adelantado a su época y un tipo que montó el SúperDepor de la nada. La de los títulos, donde el fútbol se había modernizado enormemente, pero Lendoiro era el que mejor fichaba, pero al final de la cual debió tirar un poco de freno de mano y aún gastó dinerales en tíos como Acuña. La final, donde se quedó atrás y, mientras otros clubes se saneaban tirando de concursal (o desaparecían), Lendoiro siguió en la misma línea y nos dejó atrasados con respecto a los demás, ya que ahora estamos pasando por un proceso que la mayor parte de clubes pasó hace al menos 5 años. Es consecuencia de apostar de forma temeraria, una apuesta que le pudo salir bien de no haber mediado el cerdo de Agapito Iglesias, pero que podía tener la consecuencia del descenso y que se viniese todo abajo, como así fue. Hay que decir claramente que eso no fue un accidente, fue un robo, fue corrupción, los deportivistas deberían recordárselo una y otra vez a todo el fútbol español para que no se olvide.
Otro apunte, dejemos de decir eso de que Tino entró con 170 millones de deuda. Es falso. 160 millones que se quedaron en 140 tras la quita y de los que había 20 millones embargados que se pagaron a Hacienda y a los bancos, si no recuerdo mal, con lo que se quedarían en 120 en total. Esa era la deuda, 160 o 170 kilos es una cifra de mentira que se suelta por ahí para defender la bonanza de la gestión económica de Tino cuya reducción de deuda no fue sino la mínima obligada por las condiciones del concurso.