PEDRO BARREIROS / XURXO FERNÁNDEZ
ABEGONDO
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CESAR QUIAN
«¿Están en venta Mella o Yeremay? No. El Dépor no va a negociar por nadie salvo que el jugador levante la mano y pida irse. Ahí estarán las cláusulas», razona el director deportivo del club
01 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.
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El Deportivo camina hacia convertirse en un club de cantera, y Fernando Soriano (Zaragoza, 1979) lleva el timón de un cambio estructural que ya se convierte en imparable.
—¿Cómo se está trabajando la evolución hacia club de cantera?
—Con este tipo de cambios necesitas un tiempo, una evolución y una inversión. En eso estamos trabajado dentro de un plan estratégico que se está empezando a crear. La cantera requiere contar con infraestructuras. Abegondo está muy bien, pero tiene ya unos años y va a necesitar mejoras. Se va a seguir invirtiendo ahí. También en recursos humanos: formación, cuidado psicológico, físico, técnico táctico, de valores... Asuntos que en algunos casos se estaban haciendo de forma brillante y que en otros vamos a intentar mejorar. A partir de ahí... Que toda la inversión se vea reflejada en lo más visible, que es el primer equipo. Si la cantera no aparece en el primer equipo, es complicado. Trabajamos para marcar unas bases, unos mínimos: que vaya todo relacionado: el cuánto invertimos aquí con lo que tenemos que tener arriba. No es dar un porcentaje exacto, porque eso es imposible, pero sí que haya una relación para poder decir que este club saca rendimiento a su cantera.
—¿Hablamos de ratios aproximados?
—Nada tan concreto, pero sí una relación entre cantidades invertidas y presencia en primer equipo. Si no, estaríamos invirtiendo mal el dinero y haciendo mal nuestro trabajo. Es una exigencia que va más allá de la dirección deportiva. A nivel club se van a marcar unas pautas.
—Modelo Real Sociedad, Osasuna...
—Aquí no hablo solo de lo que yo veo, ya digo que es a nivel club. Lo que se intenta es implantar un modelo independiente de quién esté en determinado momento. Puedo poner el ejemplo del Athletic, donde el director deportivo no puede firmar a quien le dé la gana, sino que ha de regirse por unas bases. Buscamos lo mismo, que haya unos pilares que nos permitan decir: «el Deportivo es esto», y que todos desarrollen su trabajo en torno a eso.
Fernando Soriano: «El Deportivo no va a mercadear con su cantera»
ÁLEX LÓPEZ BENITO / SENÉN ROUCO
—¿El modelo será también indiscutible en los momentos malos? ¿La confianza en la cantera será inquebrantable?
—La relación entre lo invertido y la presencia se va a tener que dar. Está claro que ahora mismo hay una generación en la que cuatro, cinco o seis jugadores pueden dar mucha visibilidad a esto de lo que estamos hablando, que hay además un margen para seguir formando, con juveniles en los que percibimos jugadores futuribles para estar en el fútbol profesional con el primer equipo. A partir de ahí, contamos con otros como Diego Villares o Lucas Pérez que representan el sentimiento, la identidad de lo que es el Dépor y Galicia. Eso lo estoy percibiendo y me parece importante.
—En ocasiones eso obligará a vender activos valiosos y buscar otros nuevos.
—O no. Veremos ese plan estratégico y las circunstancias. Si no llegan jugadores de abajo, el club no podrá vender si quiere mantener esa relación entre lo invertido y la presencia en el primer equipo. En cualquier caso, lo que tenemos muy claro es que el Deportivo no va a mercadear con su cantera. Estamos haciendo una apuesta muy fuerte, intentando retener futbolistas, con propuesta de renovación, ampliaciones, compromisos futuros... Está claro que luego no vamos a entrar a negociar por ellos. ¿Están en venta Mella o Yeremay? No. El Dépor no va a negociar por nadie salvo que el jugador levante la mano y pida irse. Ahí estarán las cláusulas.
—¿Alguien ha levantado la mano en algún momento?
—No. Nuestra apuesta es muy fuerte. No vamos a negociar por ningún jugador que nos interese mantener en el equipo.
—¿Cómo están las renovaciones de Mella y Yeremay?
—En proceso, avanzando. No es algo sencillo que se pueda cerrar de un día para otro. Sé que ellos están felices aquí y se está viendo su evolución, también lo importantes que son para nosotros. Por nuestra parte no va a quedar nada por hacer para conseguir sus renovaciones.
—¿Es optimista con ambos?
—Sí. Lo soy.
—Hay muchos contratos que establecen una progresión hasta el primer equipo. ¿Es algo que ahora se está tendiendo a eliminar?
—No del todo. Hay muchos que por su progresión apuntan ya a ser importantes y este tipo de compromisos siempre aparecen en las negociaciones. A partir de ahí, valoraremos si están preparados o no para afrontar el salto, porque son procesos. Ahí vemos cómo empezaron Barcia o el propio Mella y cómo se han asentado. Hay que tener paciencia y el míster la ha tenido. Por un lado hay que asegurar ciertas cosas por contrato y por otra son ellos los que deben decir: «Aquí estoy yo». No vamos a regalar nada. El compromiso con Abegondo está, pero también lo hay con la competición, de rendimiento.
—Es probable que muchos de estos canteranos deban salir cedidos para completar su formación. ¿Contáis con su comprensión en cuanto a esta posibilidad?
—Aún no ha llegado ese momento. En cualquier caso, buscaremos lo mejor para el club y para el jugador y hay muchos ejemplos, incluso en equipos como el Real Madrid, en los que canteranos que ahora tienen muchos minutos han tenido el momento de salir cedidos. A veces, la maduración lo requiere. Queremos formar jugadores para el primer equipo, más allá del resultado de los equipos de cantera, y si el proceso de algún futbolista requiere una salida, vivir una experiencia y una exigencia distinta, lo valoraremos.
—¿Lo valora como un paso generalmente positivo para eliminar ciertos vicios propios de las grandes canteras? Conocer el frío que hace ahí fuera.
—Sí. Seguramente aquí se dará en muchos casos. No lo veo como algo obligatorio, pero me parece positivo. Aquí dependerá, por ejemplo, de dónde esté nuestro Fabril y cuánto sea el salto hasta el primer equipo. En mi carrera me tocó salir al Recreativo estando en el Zaragoza, porque no me veían preparado, y fue un momento muy bueno. Aquí les ha pasado a Bergantiños o Villares.
—¿Iano Simão le encaja entre esos casos? Saltó en el mercado de invierno, pero el otro día hubo que reemplazar al lateral izquierdo y se recurrió a un central. ¿Se le promocionó por falta de alternativas?
—No. Iano había dado los pasos suficientes para subir al siguiente escalón. El otro día decidió el míster y tras la salida de Mikel Balenziaga montó una estructura similar a la que se había enfrentado a la Ponferradina. Atendiendo al resultado, al estado del campo... Se decidió por una opción. Contra el Tarazona, cuando llega el empate, pone a Iano a calentar, pensando en algo más ofensivo. Defiendo la polivalencia, pese a que no a todo el mundo le convence, porque te facilita distintas opciones.
—Habla de saltos de categoría entre el primer equipo y el filial. ¿El Fabril ha pagado en la primera parte de la temporada un peaje competitivo? Momentos como el viaje a Guijuelo sin centrales mientras dos de ellos se quedaban en el banquillo del primer equipo.
—El Fabril es un mecanismo para la formación de jugadores. Eso es lo primordial. Evidentemente, cuanto más alta sea la categoría en que milite, mejor será la formación, pero la prioridad está clara. Han subido canteranos que no han jugado, es cierto, pero si se hubiesen lesionado tres futbolistas del primer equipo nos habríamos preguntado por qué no había reemplazos. Ojalá el Fabril ascendiera, y más este año, porque para ello tendría que ascender también el Dépor, pero nuestra prioridad es otra. Ojalá ganen siempre, pero el objetivo es otro. Mis dudas respecto al Fabril serán por la formación, nunca por los resultados.
—Pero si se llegase a abrir una brecha de tres categorías, sería perjudicial también para ese aspecto formativo. Haber desarmado al filial en aquellos momentos puede afectar también en ese aspecto.
—Ahí entraran aún más en juego las cesiones de las que hemos hablado. Servirán para encontrar niveles intermedios.
—¿Cuál es el plan concreto para la estructura de cantera? ¿Estás contento con lo que has visto? ¿Cómo es la relación con sus responsables?
—La relación es buena, positiva. Si queremos competitividad y presencia en el primer equipo, necesitamos que se mejoren jugadores y que la captación sea correcta. Eso es parte de un proceso, y en ello estamos. A partir de ahí también hay que defender lo nuestro. Invertir también supone que no se nos lleven a futbolistas que nosotros queramos aquí. Habrá que hacer esfuerzos económicos, pero también abrirles puertas en el primer equipo.
—¿Habrá cambios en la estructura este verano?
—Siempre los hay, supongo que este año también. Ahora mismo no sé cuáles concretamente. Estamos manteniendo reuniones periódicas, que se van acortando, porque ya estamos planificando de cara al año que viene. Nos afecta también en la del primer equipo, porque si veo un juvenil que será futurible en el Dépor elegiré a un veterano para cubrir su posición en este momento, no me traeré a un futbolista de 25 años y le firmaré cuatro temporadas, porque eso le cortaría su progresión. Luego te puede sorprender alguien, claro, pero esta planificación es parte del proceso.
—¿El área está sometida a su control directo?
—Sí. Dentro del organigrama me toca mi parcela, fútbol femenino y fútbol de cantera.
—En el ámbito de cantera, durante muchas temporadas, el mayor estandarte fue Álex Bergantiños. En su presentación dijo que sería su mano derecha como consejero, pero en los últimos tiempos se le ve menos por Abegondo.
—El paso de jugador al nuevo rol tiene también su proceso. Es cierto que ahora llevaré una semana sin verlo, pero son circunstancias. Ser consejero no supone tener un horario.
—Ha habido picos muy pronunciados de juego y resultados en la temporada. ¿Cómo los ha vivido el director deportivo?
—Pues partido a partido. No se puede pensar en otra cosa. Cuando el equipo iba mal yo veía cómo trabajaban y me daban la misma sensación de ahora. Cuánto más difíciles eran las cosas, más se exigía el equipo, y ahora lo sigue haciendo. No sabría identificar un momento de cambio, siempre he visto al grupo metido y al entrenador con fuerza y ganas de progresar.
—Sin embargo, recibió dos ultimátum. En Barcelona y Espiñedo.
—Cuando hablamos de confianza ilimitada no quiere decir que si el equipo va último no se vayan a tomar medidas. El partido de Sabadell lo empezamos en descenso. Ese podría haber sido un momento crítico y si algo hemos demostrado es paciencia y tranquilidad en el día a día. Han prevalecido las sensaciones de los entrenamientos. Sería irresponsable por mi parte decir que mantendré al entrenador pase lo que pase, porque pueden producirse, por ejemplos, incidentes extradeportivos. Hay situaciones en esta profesión que impiden un compromiso de ese tipo, a partir de ahí puedo decir que la confianza ha sido plena en el entrenador. Hemos atravesado momentos delicados y otros muy buenos, como en cada equipo. Ahora, a mantener la exigencia y el compromiso y a buscar los tres puntos contra el Lugo.
—¿Los ultimátum pudieron servir de incentivo?
—Se habla de ultimátum como si yo le hubiera dicho al míster: «Si perdemos, estás fuera». Eso son sensaciones del entorno. Día tras día he visto a los jugadores comprometidos y exigiéndose, no soy catastrofista cuando las cosas van mal, como ahora no me vengo arriba y mantengo el máximo respeto por la competición y nuestros rivales.
—Aprecia en él una evolución en cuanto a conocimiento de plantilla, planteamientos tácticos,…
—Por supuesto, sobre todo en conocimiento de plantilla, igual que yo. Cuando llegamos conoces de lo que han hecho anteriormente a muchos de ellos, quitando a Davo, Germán, Ximo y José Ángel, a los demás no los conocía del día a día. Lleva su tiempo conocerlos y sacar lo mejor de ellos, porque lo mejor de ellos no es solo colocarlos en una posición, sino lo personal al final hay veces que hablas de director deportivo a jugador, y hay veces que hablas de persona a persona, y hay veces que ayudas en unas cosas, o empeoras, porque te lleva tu tiempo conocer. Y al míster estoy seguro de que también. Todo lleva su proceso.
—En cuanto al trabajo diario, ¿cómo ha incidido el mal estado de los terrenos de juego en Riazor y en la ciudad deportiva?
—Riazor sí que es cierto me preocupó un poco más, porque entró un hongo y era un poco más complicado hacer frente a esa situación. Llevaba su tiempo y a la naturaleza no podemos acelerarla. Y en Abegondo se ha incrementado el número de jardineros y se ha potenciado esa parte, pero ha llovido mucho, y cuando el drenaje no está bien hecho los campos se encharcan más de la cuenta, se levantan y eso siempre tiene un riesgo mayor de generar más inestabilidad en cuádriceps y aductores y te puede generar más un preocupación. Últimamente está yendo bien, está todo el mundo haciendo un gran trabajo. Los jardineros están trabajando para que los terrenos estén en la mejor forma para trabajar en las mejores condiciones y prevenir lo que se pueda prevenir. Hoy antes de entrenar ha caído un aguacero muy grande y el campo se pone muy blando, pero son temas en que el club ha trabajado también y ha tratado de minimizar las consecuencias que pueda tener.
—¿Beneficiará una distribución de la ciudad deportiva estanca, con el primer equipo por un lado, el femenino por otro, la cantera en otro?
—Depende cómo tengas montada la instalación. Si me dices: ahora mismo ves en este edificio tal y como lo tenemos continuar creciendo? Y yo te diría: es que no hay espacio. Algo tenemos que hacer. O una ciudad deportiva nueva donde hagamos una cosa más grande y quepamos todos todos juntos, que sería lo ideal, o, si tenemos que continuar aquí, a lo mejor hay que fraccionar, porque no cabemos todos. Entonces a cambio de unas cosas, tenemos que perder en otras. Para eso están ahora proyectando cómo puede ser el futuro de Abegondo y cuando se termine de desarrollar se anunciará y se presentará y se dirán cuáles son los plazos de ejecución, pero siempre pensando en la mejora de lo que tenemos. No cabe otra.
—También es un tema simbólico, como se hace en otros clubes en que los canteranos pasan de unas zonas a otras a entrenar.
—Sí, pero en Osasuna, por ejemplo, el vestuario del primer equipo y el del filial están pegados. Y son exactamente iguales. Otros clubes prefieren marcar muchas diferencias para decir ¿quieres llegar ahí? Pues esfuérzate, trabaja, bueno, eso ya se verá. Si aquí se plantea de esa forma es fundamentalmente por el espacio, porque el espacio es que es. Y la ciudad deportiva lleva más de 20 años levantada, pero cuando se inauguró el cuerpo técnico del primer equipo tenía 4 personas, ahora sin contar médicos y fisios, tiene 9. te vas a 18 personas. Todo lo que se había planificado entonces es que ya no sirve casi ni el vestuario. Tienes que habilitar otras zonas para que lo que rodea al primer equipo se pueda simplemente cambiar de ropa. Los tiempos han cambiado y el tema de espacios y lugares hay situaciones en que te das cuenta de que la ciudad deportiva necesita un retoque.
—Se ha hablado mucho del psicólogo, ¿qué importancia le da a ese papel?
—El tema psicológico es muy importante. Estamos viendo casos de que la ansiedad y el estrés te llevan a tener peor rendimiento y tener que parar por momentos, porque tu cabeza no te permite. Esas son situaciones más extremas, pero hay otras cosas diarias que hay que trabajar: la ansiedad que tengo por que llegue el partido y, por eso, me precipito en esto o en lo otro; qué mecanismos podemos generar para que ya el entrenador vaya generando en la plantilla una tranquilidad, para que los jugadores individualmente tengan su… lo que sí que tenía claro es que la función que sea de la forma que se ha hecho. Yo no veía el típico psicólogo con bata metido en su despacho y venga ahora viene un jugador y luego lleva otro. No. Quería lo que tenemos ahora: una persona que está dentro del staff técnico que trabaja diariamente con el primer entrenador, el segundo, el preparador físico, los jugadores... y luego en las situaciones cotidianas y, luego, individualmente con cada uno de ellos, que si él detecta alguna cosa en que pueda ayudar. Y con la cantera también se está creando, él está dirigiendo la nueva área, pero esto lleva su tiempo. Está haciendo un trabajo con Jacobo Ceide y con Elkin Flórez buenísimo. Ayer mismo [por el miércoles] estuvimos en la residencia viendo protocolos en que debemos incidir para la formación del jugador: no solo la física, técnica o táctica, también la psicológica.
—¿Por qué cree que cada vez hay más casos de estrés?
—No sabría decirte, también son procesos de la sociedad que va generando. En mi época no se daba. Esa figura en los equipos, incluso los de cantera, ya la tienen dentro desde edades muy tempranas y se ve normal. Son situaciones que todo lo que sea mejorar, bienvenido sea, pero hay gente que hablan en plan técnico, pero nunca de forma profesional porque controlo bien todas mis emociones y no necesito esa parcela. Y a otros les está ayudando mucho en tema de concentración, de cómo afronto el partido, o qué debo hacer antes para no ponerme tan nervioso como me pongo, o qué puedo hacer porque en el partido mi cuerpo me pide ir al baño, pues vamos a ver como conseguimos que tu cabeza no te lleve a algo, pero eso depende de cada uno.
—En ese sentido el Deportivo es un club distinto, donde pesan más esas situaciones.
—No, es cierto que eso te puede ocurrir con gente que no ha convivido con esto. Estamos en Primera Federación y hay jugadores que no han convivido con este entorno, y eso te puede generar cosas, pero tampoco le veo…. Con nuestra gente, ¿qué vamos a decir con cómo animan durante el partido¿ ¿Que al final pierdes y nos gritan? ¿Y qué van a decir? Pero durante el partido no he escuchado ni un reproche. Todo lo contrario. En momentos difíciles animan más que nunca.
—¿Y desde el punto de vista de la nutrición?
—Se está invirtiendo bastante en la nutrición, no solo en el nutricionista en sí, en gente y formación de estas personas, sino en cocina, el comedor, el tipo de alimentación, el producto que se sugiere para que no nos dejemos ni una parte. Estamos viendo que el aspecto físico es cada vez más importante para controlar cargas, cuánto se corre y cuánto no. Al final la gasolina de todo eso es lo que comemos. Siempre hay jugadores más organizados y otros menos. Y siempre esto ayuda para tener todo un poco más cuidado.
—¿Se está trabajando para dar continuidad a Pablo Martínez o a Salva Sevilla la temporada que viene?
—Se está valorando todo. Todavía queda mucho por competir. Hay que saber diferentes escenarios, si nos da para llegar a una categoría superior, o no. Iremos valorando. Verlos en el día a día te da mucha información para tomar decisiones. ¿Si la hemos tomado ahora? No, no es un tema que nos preocupe excesivamente. El partido del Lugo creemos que es lo más importante.
—Y en el caso de otros jugadores que están participando menos, como Valcarce y Cayarga, ¿cómo se trabaja desde la dirección deportiva para que se sientan partícipes de esta dinámica?
—En el día a día. No tengo ninguna queja. Todos los días entrenan a tope. Claro que al no jugar hay días que te llevan un poco al desánimo, pero tengo pocas quejas por no decir ninguna. Rara vez. Entrenando los veo a tope. Hay días más tristes, pero es normal. Al final lo que te gusta es jugar y competir, pero por encima de los titulares y los reservas está el club, y ellos lo saben. Están megacomprometidos entre ellos mismos para un mismo fin y no hay problemas.
—Hay un caso particular, que es el de Lucas, que en caso de ascenso continúa por contrato, pero el caso de que no, no está contemplado. ¿Qué perspectivas hay?
—La perspectiva que veo ahora de Lucas es que siga como está. Tenemos partido contra el Lugo y queremos que siga con ese rendimiento. Si de algo no tengo dudas, es de lo que hizo por venir al Deportivo. No es una situación preocupante en ningún caso. Nos centramos mucho en el domingo siguiente. Ver ahora qué pasará es perder el tiempo y salirnos del foco. Nos centramos en la exigencia del día a día. Lucas no es un jugador que pueda venir alguien a comprar. Está fuera de esa situación, no por la calidad que está demostrando, pero él ha dejado claro lo que es este club para él.
—A Villares se le ha renovado el contrato en competición.
—Sí, pero Villares tiene 27 años, Lucas 35, Pablo 34,... los tiempos los llevas de forma diferente. El Deportivo tenga o no un contrato firmado con Lucas… su relación es algo que trasciende eso. A mí me tocó vivirlo en el Almería. A partir de los 33 años renovaba año a año. Y Pablo es más o menos lo mismo. No son situaciones en que hay que protegerse. Porque si viniese Lucas y dijera que se quiere ir, ¿crees que el Deportivo se pondría a pelear con Lucas, o con Pablo,…? Son situaciones diferentes.
—La estructura de esta plantilla, con muchos jugadores con contrato para el año que viene, ¿da para competir con garantías en Segunda?
—Sí, y lo hemos demostrado contra el Tenerife. Hay 6, 7, 8 retoques que siempre todas las plantillas permiten, te quedes en esta categoría o te vayas a otra. Son retoques para complementar. Pero subir no es una preocupación. Ojalá suceda.
—Mario Soriano no está aquí, pero hay un compromiso para que vuelva en caso de ascenso. ¿Hay seguimiento del jugador? ¿Se ha hablado con el Eibar? ¿Cómo puede afectar la relación club-jugador en la jugador-afición?
—Lo hemos visto mucho en directo. No ha habido ninguna nueva conversación con el Eibar. Hay unos contratos firmados y, si ascendemos, tiene que venir. ¿Si me preocupa cómo lo reciba la afición? Al final Mario tomó una decisión libre. No me preocupa. Ojalá suceda que estemos en Segunda y él tenga que volver a vestir esta camiseta. Hasta donde yo sé no va a tener ningún problema.
—Sería un valor importante para el futuro.
—Por supuesto. Es un jugador que está demostrando mucho en Segunda y sería un valor para el club.
—¿Cómo ha visto la evolución de los agentes en el mundo del fútbol desde su experiencia antes como jugador y ahora como director deportivo?
—Los agentes cumplen su función. Hay veces que entienden las cosas diferentes a las tuyas, otras veces son más de tu forma de pensar, hay de todo un poco. La relación es cordial, con algunos tienes más sintonía porque han sido compañeros.
—¿Y en la cantera?
—Si fuera padre, actuaría de acuerdo a mi experiencia. Es un peligro a veces dejarte influenciar por gente que no sabes si es la idónea. A partir de ahí hay muchas veces que es absurdo con 11, 12, 13 años empezar con agente, pero es algo muy personal.
—¿Haría falta una regulación para representar a jugadores jóvenes?
—A mí me preocupa más que una agencia lleve a muchos jugadores de un mismo club. Una cosa que yo personalmente plantearía es limitar eso. Si no, puedes coincidir en diferentes situaciones. Es difícil ahora mismo.
—¿Cómo lo regularía?
—Yo aquí he planteado o plantearía una cosa muy sencilla: no puede haber dos o tres jugadores del mismo representante en el mismo equipo. A partir de ahí el cuarto ya sabe que no puede estar en el Deportivo, sea el primer equipo, Fabril, Juvenil, Cadete,... Sería decirle: mira, de esos cuatro que tienes, el cuarto no puede estar, por qué? Por norma. Cuatro, tres, dos, cinco, siete, los que se marquen. Es una forma decir: no puedo condicionar esto a esto. A partir de ahí ya sería una forma de condicionarlo. Te gustará más o menos. Y pueden decir: es que es injusto, porque si de un equipo cadete suben a un juvenil y en vez de tres van cuatro. Son solo tres. Uno tiene que salir. Podría haber momentos en que… sería una forma de acotar.
—¿Cómo ha experimentado el impacto que tiene el Deportivo en la sociedad gallega?
—Es algo grandioso. Aquí solamente pasear por Riazor la mañana del partido ya ves cientos y cientos de camisetas de ahora, del pasado y eso te hace ver la historia que tiene este club y la identidad que hay en la ciudad. Y lo vemos con los jugadores, cómo reacciona la gente cuando sale Mella, Yeremay, Barcia y cómo vive la gente ese sentimiento y se hace partícipe de algo que sienten como suyo. Es algo que tiene el Deportivo y que hay que cuidar muchísimo.
—¿Se está imponiendo un mayor distanciamiento del club hacia la afición?
—Sí, puede ser. En el momento del trabajo diario el tumulto o el ruido te despista. Y luego está el tema de no enseñar tus armas. Estamos hartos de ver situaciones en que te graban y dicen: «Mira, hoy han entrenado este, este y este». Cuando enfrente hay unos rivales contra los que vamos a jugar el domingo. No sé de qué forma se puede mejorar, pero se tiende a eso: cuando el club es más grande, más distancias. Pero también hay que tener una seguridad. Desde mi época se tiende más a eso.
—¿Y eso no va contra de la identidad del club?
—No sé qué decir, porque luego también están las redes sociales, que parece que están en constante escrutinio con fotos, tuits y vas conociendo la vida de todos. Ahora cuando voy a firmar a un jugador le digo a mi gente: «Mira a ver esto cómo va». Y levantan y te cuentan muchas cosas de los jugadores. Y el público también tiene a mano eso. Hay cercanía en algunas cosas y lejanía en otras. Hay cosas que se conocen que antes no se sabían.
—Riazor se va a llenar y a lo mejor es la cercanía la que tiene también la culpa de esta buena ola del equipo.
—Sí, pero yo creo que al acabar el entrenamiento los jugadores también están por la calle.
—Antes había un contacto directo y ahora está muchas veces cerrada la ciudad deportiva.
—Es un tema para hablar, pero por nuestra parte cero problemas.
—¿Cuál es su proyecto de futuro personal?
—Venir mañana al entrenamiento a apoyar y animar. Mañana es viernes, así que a la noche veré algún partido, el sábado otros. Ahora tengo a mi familia aquí, que es puente en Andalucía y me han venido a ver. Y pensar en el Lugo, solo en el Lugo. Y el lunes en el Nástic, mi plan personal es el día a día. Si me hablas de futuro de tres meses o dos o tres años, puf. Estamos en un mundo que sabes que no puedes pensar más allá de un mes.
—¿Está satisfecho en el recorrido que ha experimentado desde que era futbolista, luego entrenador y ahora director deportivo? ¿Y con lo que ha hecho aquí?
—Cuando tenía 28, 30 o 32 años el tema de entrenar me llamaba mucho y hablaba mucho con los entrenadores. Pasé en un solo día de ser jugador a entrenar, y ahora la de dirección deportiva me apareció. Estuve tres años y medio en Ibiza y, por supuesto, equivocándome mucho, aportando todo lo que puedo y se me evaluará por el resultado final. ¿Satisfecho o no? No sé. Solo puedo decir que trato de hacerlo lo mejor posible siempre, pensando en lo mejor para el club y, a partir de ahí, veremos lo que sucede. Es fútbol.
—¿En qué puede mejorar?
—Muchas cosas. Al final la experiencia te va ayudando a darte cuenta de las cosas que haces mal o puedes hacer mejor. Esto no tiene freno. Nunca vas a decir que lo sabes hacer todo. Y cada club tiene su identidad y uno aporta su experiencia. Cuando veía al Dépor desde fuera comprendía a la antigua secretaría técnica y podía empatizar con ellos. Cuando era jugador no me pasaba esto. Ahora recuerdo que había cosas que no podía comprender, pero es que no estaba en esta situación. La experiencia te hace ir viendo cosas.
